Gato persa
El gato persa es una raza de gato doméstico de pelo largo originaria de la antigua Persia, actual Persia, de Irán. En Europa, se criaban originalmente en Italia desde los siglos XVI y XVII.
En Inglaterra despierta especial interés, ya que es el país donde se han realizado las selecciones más serias en relación con esta raza desde el siglo XIX.
Apariencia
Cuerpo macizo y redondeado de tamaño mediano a grande. Es característico el hocico aplanado con nariz pequeña y ancha, pómulos prominentes y barbilla maciza.
Vistos de perfil, la frente y la barbilla están en línea vertical. El pelaje es largo y denso, con una longitud media de unos 10 cm, que puede llegar a 20 cm en el cuello. El pelaje es suave como la seda, fino, con una capa interna igualmente densa. La norma permite todo tipo de colores.
En la actualidad se reconocen más de 150 especies diferentes, aunque el número real supera las 300. Los tipos más antiguos de gatos persas eran de color sólido, principalmente blanco, gris y negro. El pelo negro es poco frecuente porque es difícil conseguir un color negro impecable sin manchas grises o marrones. También son más difíciles de mantener, ya que el sol y la humedad contribuyen a cambiar el color negro con el tiempo.
Los colores rojo, chocolate, crema y morado de Persia son relativamente nuevos. Además de las de color sólido, también hay muchas especies bicolores, atigradas, etc.
Carácter
Los gatos persas son tranquilos, cariñosos y confían plenamente en los humanos. Suelen elegir a un miembro de la familia al que adoran y por el que sienten una devoción total. Reclaman atención poniéndose al lado de su dueño y mirándole a los ojos o acompañándole de una habitación a otra.
Son buenos con los niños y nunca se vengan, ni siquiera de sus mayores travesuras e intimidaciones. Se adaptan fácilmente a la vida en un piso.
